CAE LA HOJA

 



Cae la hoja lenta, creyéndose sin alas al no verse la espalda. Frío y calor. Y temblor. Tormenta. Pensamientos ahogados en la garganta y emociones arrastradas sin pausa. Ya no pertenece al árbol que deja atrás. Y arriba. Y se siente hormiga al admirar la copa en la que era verde. Y se siente caer. Aguanta el aire, ese que la arrastra hacia el asfalto. Y se golpea contra la piedra. Vuelca sin vibrar. Y tendida en el suelo se siente rígida y lo ve todo borroso. 

Todo pasa. 

Todo vuela. 

Todo pesa. 


Y al fin se mira y respira y encuentra sus plumas por las que cambia sus sábanas. Y se abraza. Y pesan menos. Y le duele menos. Y sangra menos. En proceso de cicatrizar. Y por fin siente una caricia del viento, ese que la precipitó, y se estremece. Sus ojos aún resbalan, su alma llueve, pero da un paso bajo el beso del sol. Y después otro. Y coge impulso y se prepara para saltar. Y extiende las alas, que creyó perdidas, con las que se abrazó, y se vuelve a encontrar en su vuelo. Aún no ve que el caer del árbol le ha permitido ser vida. Cuando desempañe su mirada, lo sabrá. 

Será viento, agua, fuego y mar. 

Tierra, hogar y paz.




#DíaMundialdeluchacontralaDepresión


Reel en @sara.saudade

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