Reto literup: 52 retos de escritura para 2020.
Reto 3: La aracnofobia es un miedo muy común. Haz que tu protagonista la padezca.
—Me estás haciendo perder la paciencia —dijo mi madre, exasperada.
Un corro de personas se había acercado, curiosos, a conocer la razón de tanto alboroto.
Yo me había acurrucado contra el cristal de un escaparate y por la mirada altanera de la dependienta supe que no sería mi refugio por mucho más tiempo.
Intenté hacer caso omiso a los cuchicheos. Me centré en mi taquicardia, en las gotas de sudor frío que empezaban a habitar mi frente y en las náuseas que estaba empezando a sentir.
—No te lo digo más veces. Te lo advierto. ¡Qué bochorno!
—No… puedo —articulé a duras penas.
—Sube al taxi pero ya. AHORA —insistió mi madre con los brazos cruzados.
Sabía por su tono de voz que estaba traspasando la línea, pero no podía entrar ahí. El taxista me miraba desconcertado, como casi todos los presentes. Pero no me importaba. Solo la veía a ella. Con sus patas gigantescas y su cuerpo negro en aquella quietud.
—¿Cuál es el problema? —Preguntó el taxista.
Mi madre se llevó las manos a la cara y se dio la vuelta para contestar.
—Tiene miedo a las arañas y parece que ha visto alguna en su coche. Siento la escenita —dijo mirándome con cara de pocos amigos.
—¿Una a… a… araña? —Balbuceó el taxista.
Aquel hombre fornido y entrado en años, con cara de pánico, se quitó apresuradamente el cinturón y, con torpeza, abrió la puerta del vehículo y salió de él. Comenzó a gritar y a correr en círculos. No me di cuenta de que yo estaba sonriendo, aliviado y comprendido por primera vez en la vida, hasta que escuché nuevamente la voz de mi madre.
—Ni se te ocurra —advirtió.
Pero ignoré su aviso y con la sonrisa aún pintada en la cara, yo también eché a correr.
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