LA TIERRA NO ENTIENDE



Cuenta la leyenda que en un lugar imaginario de un tiempo imaginario la Tierra se sacudió de dolor. Dos seres arrancaron dos piedras de las entrañas de su Madre, despojándola de una ínfima parte de su ser, privada de voluntad, pero no de sus sentidos. De su sentir. 
La diferencia siempre fue motivo de ofensa, de burla, de humillación. De muerte. Aunque eso, a ojos de la Tierra, eran nimiedades. Para Ella, todo lo que amamantaba era su origen y su final. Más aún cuando esa diferencia la regaba cada día.  

Dos hombres o dos mujeres se amaron aquella noche, lo que despertó miedo e ira. Abundante sangre fue vertida sobre la Tierra, quien había sido espectadora del Amor. 
Fue la primera vez que se sacudió aquella noche. 
Dos bandos se formaron y de ellos salieron sus líderes. Esos dos seres que, con las piedras en las manos, se miraron a los ojos.
El primero vestía la sangre vertida mientras que el segundo no temió desnudarse bajo la luna.
El primero hizo añicos la piedra y se quedó con la porción más afilada, la que más se le parecía y se la llevó consigo.
Otra sacudida.
El segundo, sin embargo, cogió del suelo otra piedra y comenzó a frotarlas entre sí. Tallando. Moldeando dos piezas de un puzle que, una vez completo, volvió a dejar en su lugar. Con Ella. 

Cuenta la leyenda que existen dos tipos de seres, con sus matices de gris, como la roca de la que salieron los fragmentos: los que destruyen y los que cincelan, los que odian y los que aman, los que ignoran y los que aprenden, los que beben y los que alimentan, los que separan y los que agregan. 

Los que temen y los que se entregan. 

La Tierra, privada de voluntad, pero no de sus sentidos, lo vio todo, lo sintió todo. Olió la sangre en ella derramada. Probó su inocencia y abatimiento. Escuchó su último aliento… Y jamás comprendió que un beso condujese a una guerra. Aunque quizás la lideren justo aquellos que viven en ella. 

Cuenta la leyenda que en un lugar imaginario de un tiempo imaginario la Tierra aún sigue esperando a que el Amor sea abrigo en lugar de llanto. 

 

1 comentario

  1. Profundo, solo el amor debería reinar en la tierra. Que lindo post! Un abrazo

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