LUGAR EQUIVOCADO, MOMENTO EQUIVOCADO




Este relato pertenece a la iniciativa “Cuéntame tu historia”. La iniciativa consiste en escribir una historia a partir de un personaje que propone la administradora.
 El número IX de la iniciativa trata de elegir un personaje existente del mundo literario, cinematográfico… e introducirlo en un entorno ajeno del que proviene.  
La verdad es que se me pasaron por la cabeza ideas completamente descabelladas (las cuales terminaré escribiendo xD) pero al final se me ocurrió un encontronazo entre mis dos piratas favoritos :)


Descripción:
Personaje escogido: Capitán Jack Sparrow.
Entorno escogido: El País de Nunca Jamás.

Capitán Jack Sparrow: El capitán Jack Sparrow es un personaje de ficción de la serie cinematográfica Piratas del Caribe interpretado por el actorJohnny Depp. El capitán Sparrow es el Señor de los Piratas del Caribe. Se trata de un personaje traicionero, sobreviviendo en la mayoría de ocasiones usando su ingenio y negociando en lugar de usar las armas y la fuerza; aunque lucha si es necesario, prefiere huir de las situaciones más peligrosas. En la primera película, Sparrow aparece buscando recuperar su barco el Perla Negra, que había perdido tras un motín encabezado por Hector Barbossa, y en las secuelas intenta escapar de su deuda de sangre contraída con el legendario Davy Jones mientras lucha con la Compañía Británica de las Indias Orientales. Más información AQUÍ.

El País de Nunca Jamás: es una isla ficticia descrita en la novela fantástica de J. M. Barrie, "Peter Pan". Nunca Jamás es un país imaginario donde los niños no crecen y solo existen la diversión y la felicidad. Este lugar es habitado por los niños perdidos, liderados por el héroe infantil, Peter Pan. La población de dicho país agrupa también a temibles piratas como el Capitán Garfio y salvajes indios. Otros tipos de seres habitan la isla, como Campanita o Campanilla, un hada; y el Cocodrilo, que se llevó la mano del Capitán Garfio, así como el calamar gigante al que el Capitán tanto teme y las sirenas. De acuerdo con la leyenda, si alguien desea llegar a este lugar deberá girar en la segunda estrella a la derecha, volando hasta el amanecer.


LUGAR EQUIVOCADO, MOMENTO EQUIVOCADO:

Era sin duda el hombre más feliz sobre la faz de la tierra. Navegaba dirección ninguna parte sin ninguna preocupación en mente más que beber los litros y litros de ron que había comprado con el oro requisado en el último asalto. La mar estaba en calma y mi tripulación bebía mientras contaban mis innumerables hazañas en cubierta, las cuales yo adornaba cada vez que podía.

-¡Inglaterra a la vista! – gritó uno de mis hombres.

Estupendo. Inglaterra podría ser un buen destino para descansar de la travesía. A través del mar del Norte pusimos rumbo a Londres navegando por el famoso río Támesis. Al entrar en la ciudad observamos a lo lejos la torre del reloj. Ya podía oler el oro mientras mis ojos hacían chiribitas. Las campanas dieron las doce y una luz iluminó el cielo, tan blanca que me cegó. Sentí un impulso hacia arriba y… perdí el conocimiento.

***

Desperté dolorido, abrí los ojos y poco a poco las imágenes se volvieron más nítidas.  Las banderas que ondeaban el viento no eran las de mi barco…

-Bueno, bueno, bueno… ¿quién se ha despertado? – escuché.

Me encontraba en la cubierta de un navío que no era el mío rodeado de unos hombres que no conocía de nada. A juzgar por la bandera, aquel era un barco pirata. Me levanté con un ágil movimiento, o eso contaría después, pues sentía que el ron aún cabalgaba por mis venas y di una vuelta sobre mí mismo, balanceándome y escrutando los rostros que me rodeaban, cada cual portando un puñal más grande. Comprobé con la mirada que no tenía mis efectos personales, así que solo me quedaba mi arma más letal: la labia.

-¡Señores! – exclamé con la mejor de mis sonrisas - me alegra ver a tan corpulentos caballeros que sin duda alguna harán honor al código pirata y me devolverán a mi barco y a mi tripulación.

Todos se miraron perplejos y rompieron a reír a carcajadas. Qué mal olía aquello y no me refiero al peligro, sino a que al parecer nadie conocía la higiene personal…

-¿Al menos podríais decirme dónde estoy? Había conseguido llegar a Londres y…
-¿A Londres?

En el momento en que nombré aquella ciudad todos se volvieron a mirar, consternados.

-¿Ocurre algo caballeros? – pregunté inquieto.

Entonces, uno de ellos me cogió la mano y me levantó la manga, leyendo mi tatuaje.

- Señor Jack Sparrow…
-Capitán… Capitán Jack Sparrow, si no os importa.
-¿Cómo habéis llegado  a nuestro barco?
-Esperaba que fueseis vosotros los que contestaseis a esa pregunta. ¿No me habéis secuestrado?
-¿Secuestrado? ¿Por qué querríamos secuestrar a un pirata de tres al cuarto?
- No es necesario ofender, caballeros…
-¿Y tú? ¿No te has colado en nuestro barco para saquearnos?
-¿Saquearos? No creo que este navío tenga nada de valor que me pudiese servir, no hay más que ver cómo tenéis esto… Apostaría a que no tenéis ni un gramo de oro para comprar jabón y limpiar todo este desastre. ¿Desde cuándo están esas algas ahí enredadas? - ¿Había dicho aquello en voz alta? ¡Maldita sea! – Con el debido respeto… - sonreí mientras me balanceaba extendiendo los brazos.

Pero no se tomaron muy mal mis palabras, pues me habían ignorado completamente. Volvieron a mirarse unos a otros y, al fin, uno de ellos habló.

-Si él no sabe cómo ha llegado y nosotros tampoco… Esto solo tiene una explicación.

Me cogieron entre dos de ellos y me arrastraron hacia el departamento de cubierta. Al entrar, cerraron la puerta tras de sí. Delante de mí había un hombre en un sillón de espaldas. Llevaba un sombrero negro con unas plumas que sobresalían.

Qué mal gusto tienen en este lugar – pensé observando aquello que le salía del sombrero.

Entonces, el hombre comenzó a girar hacia mí y me examinó con sus ojos del color del carbón. Tenía un ridículo bigote sobre su labio superior y su rostro era de todo menos terrorífico…
 
-Vaya, vaya, vaya… Al parecer habéis llegado aquí gracias a Peter Pan…
-¿A quién?
-¿Ya sabéis a quién me refiero?¿Dónde está?
-De acuerdo.. Emmm… Veréis, yo estaba navegando rumbo a Londres. Lo último que recuerdo es haber despertado con sus… hombres mirándome. Si fueseis tan amable de llevarme de vuelta sería muy generoso… - Majaras, todos allí estaban majaras...
-Mi capitán… - dijo uno de los hombres que me habían arrastrado hasta allí.
-¿Sí? – contestamos aquel hombre y yo al unísono. Por la mirada amistosa que me regaló aquel tipo con un ave repugnante en la cabeza deduje que no se estaba refiriendo a mí…
-Creemos que ha llegado por equivocación, mi capitán. Su barco debía encontrarse en el mismo lugar donde se encontraba Peter Pan cuando voló hasta Nunca Jamás y la magia le trajo consigo…
-Eso es – dije sonriendo y señalando a aquel tripulante con ambos brazos. Aunque no tenía ni idea de lo que hablaba era mejor darle la razón si no quería morir en ese navío de mala muerte… Aunque teniendo en cuanta las pintas de aquél que decía llamarse capitán, no me sería muy difícil escapar de allí - Todo aclarado. Ahora si me disculpan, me gustaría volver a mi navío.

Justo cuando hice el amago de volverme hacia la puerta, el hombre ridículo se levantó y dio un golpe contra la mesa provocando un sonido peculiar… Me fijé en su mano… Bueno, no era una mano exactamente, era un garfio… Está bien, en ese momento dejó de ser el pirata ridículo para ser el pirata ridículo que seguramente habría degollado a más de uno con ese gancho. Ya no me hacía tanta gracia.

-No iréis a ninguna parte. Seréis quien nos conduzca hasta Peter Pan. – dijo mientras sus ojos llameaban. – Pero tranquilizaos, no creáis que soy un maleducado. Me presento. Soy el Capitán Garfio.
-Jamás lo hubiese adivinado… - murmuré irónico fijándome de nuevo en su… “mano”.
-Venid, por favor y poneos cómodo. ¿Deseáis algo de comer?
-Ron, por favor. – Como comprenderéis, se me había cerrado el apetito.
-Una botella de ron para nuestro invitado – ordenó.

Las horas pasaban y pasaban y yo seguía en aquel barco encerrado. El supuesto Capitán me dejó solo unos instantes, y aproveché para pensar la forma de escapar de allí. No me sería muy difícil, pero si al menos tuviese mi brújula... - Secuestrado por una panda de lunáticos maleantes... Yo... El Capitán Jack Sparrow... Lástima no tener mis efectos personales... - Estuve trazando un plan de fuga horas, hasta que anocheció y alguien comenzó a gritar fuera.

-¡Peter Pan a estribor!

Salí de allí cuando comencé a escuchar los cañones. En cubierta corrían todos de un lado para otro mirando hacia el cielo. Seguí aquella dirección con la mirada y jamás hubiese creído lo que veían mis ojos. ¿Un niño volando? - Creo que he bebido demasiado - pensé.

Aquel muchacho vestido de verde hacía miles de piruetas en el aire esquivando todos los cañonazos y disparos.  El Capitán Garfio estaba inmóvil frente a aquel caos, pero no dejaba de mirar a ese niño con todo el odio del mundo recogido en su rostro. Entonces, se percató de mi presencia y dio una orden a dos hombres. Éstos se acercaron a mí y me volvieron a poner sus sucias manos encima, obligándome a ponerme de rodillas. El Capitán caminó con decisión hacia mí y a menos de dos metros sacó su pistola, con la que me apuntó directamente al cráneo mientras seguía mirando a Peter Pan.

-Oh, vamos... Creo que podríamos solucionar esto de otra forma... 

Sin embargo, aquel jovencito estaba flotando con los brazos cruzados manteniendo la mirada a Garfio a la vez que sonreía satisfecho. Parecía estar esperando algo. De pronto, se hizo el silencio y comenzó a oírse algo. El sonido procedía del fondo del mar. Agudicé el oído. Parecía el tic tac de un reloj. Todos los miembros de la tripulación giraron al unísono la cabeza hacia Garfio, quien comenzó a temblar.

-¿A qué esperáis, pasmarotes? – gritó desesperado - ¡Acabad de una vez por todas con ese monstruo!

Tras esas palabras, pareció haberse olvidado de mí y corrió a encerrarse de nuevo en el departamento. Los hombres me soltaron y se apresuraron a armarse. Entonces, aproveché y me asomé a la barandilla, esquivando los disparos con una danza propia de mí, esperando ver qué era aquello que tanto temor causaba al capitán. Entonces, una sombra apareció en el agua, pero no fui capaz de distinguir su forma hasta que salió a la superficie. - ¿Un… cocodrilo gigante? ¿En medio del océano?  - pensé - ¿Dónde diablos estoy?

Me quedé paralizado en aquella posición hasta que una especie de estrella se cruzó ante mí. Seguí la estela de luz que dejaba a su paso y observé cómo se posaba sobre el hombro del niño de verde, quien me estaba mirando. Volaron hacia mí y, cuando estaba relativamente cerca, me percaté de que aquella luz en realidad era un hada. - ¿En serio? ¿Un hada? Definitivamente debo dejar el ron… - Entonces, aquel diminuto y extraño ser volador se puso sobre mi cabeza y sacudió sus alas, rociándome con unos polvos brillantes. Peter Pan me tendió la mano y me incitó a mirar hacia abajo. Seguí la orden y me descubrí flotando en el aire, así que le agarré con temor a caerme y me impulsó hacia arriba. Comenzamos a volar alrededor del barco, observando cómo los cañones salían disparados, esperando siquiera rozar el cuerpo de aquella bestia, sin éxito.  El Capitán Garfio salió de nuevo furioso por ver cómo el cocodrilo seguía vivo y, entonces, me vio.

-¿Preparado para volver a casa? – me preguntó el muchacho sonriendo.

Entonces, volví a mirar a Garfio y con orgullo exclamé:

-Siempre recordaréis este día como el día en el que casi capturáis al Capitán Jack Sparrow.


Tras esas palabras, ascendimos a toda velocidad escuchando el grito de frustración de aquel, ahora sí, ridículo pirata.

2 comentarios

  1. Qué buen crossover, jaja. Pobre Garfio, no debió haber entendido nada. Y peor para Jack Sparrow. Pero has reunido a mis personajes preferidos de la niñez y a mi actor favorito de siempre. Me ha encantado. Felicitaciones, te ha salido genial.
    ¡Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias guapa jaja la verdad es que me lo pasé en grande escribiéndolo ^^ Fue muy divertido y espero poder hacer más relatos de este estilo ^^
      ¡Un beso!

      Eliminar