¡Hola! Hoy os dejo mi relato para el reto de escritura fuego en las palabras, organizado por Rebeca, administradora del blog Crónicas de la loca que cazaba nubes.
Este mes nos propone inspirarnos a partir de una fotografía:
***
Regresé a casa, exhausto tras la jornada. Un día complicado de trabajo, sin duda. Lo primero que hice, como siempre, fue dar de comer a mis peces. Esas pequeñas criaturas que brindaban un poco de compañía a mi solitaria existencia.
Y después perfumé la sala donde, tras una merecida ducha, me relajaría leyendo un buen libro hasta que Morfeo me encontrara a su merced.
***
Abrí el grifo de la ducha y el agua se volvió rosada cuando entró en contacto con mi piel. Me lavé a conciencia procurando que todo resto de sangre desapareciera por el desagüe.
El ritual de cada noche.
Pero yo amaba mi trabajo.
***
Volví al salón y me senté en el sillón con los músculos completamente relajados y, antes de evadirme por completo en la lectura empezada que me esperaba en la mesilla, me dispuse a abrir el sobre con el encargo del día siguiente. Siempre me ayudaba a mentalizarme y trazar un plan.
Yo amaba mi trabajo... hasta esa noche. Hasta que vi las fotos y la reconocí en ellas. Hasta que mi corazón se me salió del pecho, una arcada se atragantó en mi garganta y los ojos se me llenaran de lágrimas.
Yo amaba mi trabajo hasta que en las fotos apareció ella. Mi hija.
Buenísimo, Sarah, no llegas a decirlo, pero se lee entre líneas cuál es el oficio del protagonista y el dilema al que se enfrenta al conocer los pormenores de su nuevo encargo. Formidable de verdad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchísimas gracias, guapa :D
EliminarTu reto es un completo abanico de posibilidades :D
Ya lo sabes Sarita, ¡¡piel de gallina!!
ResponderEliminarGracias, preciosa❤️
Eliminar