BALA SIN ORIFICIO DE SALIDA



La primera vez que mi mirada se cruzó con la tuya supe a ciencia cierta que nada volvería a ser como antes. Lo que no pude imaginar entonces fue que serías la bala que alcanzaría mi cuerpo. Y en ese momento, el azar o el destino lanzaron sus cartas. Las cartas que cortarían, o no, el hilo que separa la vida y la muerte.

En las películas, los personajes siempre se fijan en si hay orificio de salida tras un disparo. Lo cual puede ser bueno o malo, es relativo. En mi caso, la bala se quedó en mi interior. Aparentemente, no dañó ningún órgano vital ni ninguna arteria. Aparentemente podría vivir con normalidad. Pero yo sabía que no iba a ser así.

Eres la bala que me atravesó pero no encontró la salida. Eres la bala que arde bajo mi piel. Eres la bala que definió el concepto de dolor. Eres la bala que entró,  no salió, y aún así se marchó.

Así que ahora me encuentro en el filo de ese hilo del destino. Sin punto de partida ni de retorno. En un lugar en el que se ha parado el tiempo y no hay espacio. Viviendo a control remoto. Y así seguiré hasta que encuentre la valentía de extraer esa bala alojada a milímetros del corazón.

Quizás mañana. Quizás en un rato. Quizás por mí.

4 comentarios

  1. ¡QUE HERMOSO! Felicidades, me ha gustado mucho.

    Besos.

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  2. Es muy bonito y profundo y me ha gustado mucho y además decirte que me he unido a la iniciativa CDC , te dejo mi blog a continuación por si quieres echarle un vistazo

    https://whiteandblackwings.blogspot.com/

    Nos leemos!!


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    1. ¡Muchas gracias!
      Ahora mismo me paso :)
      ¡Nos leemos!

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