LA CAJITA DE LOS MIEDOS | RELATO




¿Recuerdas cuando éramos niños y mamá nos regaló la bolsa de los miedos? ¿Aquella bolsa desgastada pero que tantos recuerdos le traían a mamá? ¿Recuerdas el primer miedo que guardamos en ella? Exacto. Aquella flor cuyas espinas te habían hecho sangrar. Dijiste que jamás volverías a coger una flor. Que ni siquiera volverías a mirarlas. Pero gracias a la bolsa, superaste ese temor.

¿Recuerdas todos los miedos que escondimos? Una muñeca mal cosida, una de las galletas del monstruo del azúcar, un trozo de tela del abrigo del tío… ¡Cómo odiábamos sus pellizcos en los mofletes! Tantos y tantos miedos superamos gracias a esa bolsa… ¿Qué fue de ella? ¿La perdimos? ¿La olvidamos en algún rincón?

En cualquier caso, ayer, cuando tu hija y mi hijo jugaron en el jardín, hubo algo que les aterró. Quizás el perro furioso de la vecina. Quizás algo producto de su imaginación. Quizás no. Así que me acordé de la bolsa de los miedos y les conté la historia. No he encontrado ninguna bolsa como aquella, así que he pensado que la nueva generación necesitaría otra cosa. Por eso aquí te he traído una cajita. Para tu niña. El mío ya tiene la suya. Y no pongas esa cara, también he comprado una para ti y otra para mí. Aunque un poquito más grandes, ¿no crees?

4 comentarios

  1. Hola :)
    Me ha parecido precioso. Ojala fuera tan fácil guardar los miedos en una bolsa o en una caja y que desaparezcan
    Un beso

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    Respuestas
    1. ¡Hola! Muchísimas gracias ^^
      Pues sí, ojalá, aunque hay muchas cosas que residen en la actitud ^^
      Muchas gracias por leerme :)
      ¡Un besazo bonita!♥

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  2. ¡Qué dulce y bonito! Y cierto... Todos tenemos miedos, incluso de adultos. Me ha encantado, Sarah.

    Un abrazo.

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  3. Hola. Tenía mucho tiempo que no me pasaba por aquí. Me queda decir que es una historia muy dulce que te hace pensar en la niñez. Hermosa.

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