INTUICIÓN

 

Aprendí a confiar en los pasos que doy, aunque aún no sepa a dónde me están llevando. Me dejé llevar por la intuición porque, poco a poco, encontré en ella la calma. La seguridad de que el corazón siempre tiene razón. 

Aprendí a confiar en que todo tiene un por qué, pese a que de primeras se me escamen las cicatrices y me ahogue en mi propio llanto. 

Aprendí a confiar en que el camino, llano o abrupto, me va llevando a mí. 

Aprendí a hacer caso a las señales, a escucharme. 

Aprendí poco a poco a valorar lo que verdaderamente importa y a reflexionar sobre lo que quiero y merezco. 

Aprendí que los golpes son una ventana hacia allá fuera y un espejo que refleja lo que hay dentro.

Aprendí que la vida teje sus hilos, pero que las cosas no pasan por sí mismas porque entonces es cuando pierdes el tren. 

Aprendí a usar las alas y a salirme del andén.