DEAR DIARY 1




"Chica de veintiocho años sentada en su habitación frete a un vestido blanco completamente destrozado"

Querido diario:


Allí estaba. Hecho añicos. Trozos de tela de lo que fue un precioso vestido de novia esparcidos por la sábana de satén blanca que cubría la cama. Trozo de tela de lo que fue… mi vestido de novia. Y es que el triángulo amoroso había llegado demasiado lejos.

Laura no había sido una rival fácil, era una mujer preciosa, inteligente, divertida… Sin embargo, Fran me eligió a mí. Eligió por fin a su compañera de viaje, después de meses de dolor y espera.


Pero Laura no se dio por vencida, ni siquiera el día de mi boda. Después del banquete, apareció de sorpresa y quiso hablar con Fran, pero estaba ebria así que la pidió que se fuera. Y ella, obedeció. Pero no se fue para no volver, si no que subió a la habitación del hotel, la que sería nuestra suite nupcial y se quiso vengar, frustrada por aquel fracaso sentimental.

Yo había subido a cambiarme, después de la ceremonia. Había preparado un vestido blanco más informal con el que me sentía más cómoda para poder bailar… Y ella lo sabía. Y decidió robarme aquel preciado recuerdo de uno de los días más importantes de mi vida.

Y aquí sigo, sentada en la silla, mirando al vestido con la esperanza de que unos ratoncillos aparezcan y lo arreglen, como ocurre en algunos cuentos. “Pero esto no es un cuento. Y yo no soy una princesa o una dama en apuros. Soy una mujer fuerte, y se lo voy a demostrar.”

Así cogí el vestido, o lo que quedaba de él y me lo puse de nuevo. Las mangas estaban totalmente desgarradas, al igual que la cola. Al velo apenas le quedaban las flores de la peineta, pero me lo puse también. Una de las piernas quedaba demasiado al descubierto, debido a un corte que comenzaba casi en la cadera. Y la zona de encaje de la espalda estaba destrozada.

Aún así, volví a bajar, con mi vestido de novia puesto en la sala del hotel donde terminábamos de celebrar la fiesta. Allí estaba ella, borracha, pidiéndole a gritos que volviese con ella. Se giraron los dos a la vez, cuando escucharon los rumores de los invitados, los cuales me miraban sin pestañear.

Fran se quedó boquiabierto, pero solo tuvo que mirar mis ojos para comprender qué había ocurrido… Entonces, se soltó de aquella mujer y vino hacia mí… con una de sus maravillosas sonrisas. Me cogió de la mano, y dijo en alto:

“Eres tú, y siempre has sido tú. Puede que mi corazón haya albergado dudas alguna vez, pero siempre has estado ahí para mí. Eres tú, y siempre serás solo tú”.

Tras estas palabras, Laura se fue, abatida y espero no volver a verla más.





4 comentarios

  1. hola,
    pues solo puedo decir que esta primera pagina de diario me ha dejado intrigada... seguire leyendote

    un saludo

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  2. ¡Guau! Que comienzo más genial, me ha encantado. Lo que no sé es por qué he tardado tanto en leerlo... jajaja.

    Saludos <3

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  3. Genial Sara, como siempre. Debe ser guay y duro a la vez escribir sobre algo así... si le ha pasado a alguien alguna vez, que seguro que sí, tiene que ser horrible. Impotencia he sentido imaginándome una situación parecida. Nos leemos. ¡Un besazo!

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  4. Genial Sara, como siempre. Debe ser guay y duro a la vez escribir sobre algo así... si le ha pasado a alguien alguna vez, que seguro que sí, tiene que ser horrible. Impotencia he sentido imaginándome una situación parecida. Nos leemos. ¡Un besazo!

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