RETO LITERUP #4 | OLIVIA

 



Reto literup: 52 retos de escritura para 2020.
Reto 4: Haz un relato que ocurra durante el Año Nuevo Chino. 

La ciudad está llena de luces, de color. Me maravillo con la decoración de cada calle y veo cómo se aleja todo mi mundo a través del cristal. El vehículo parece ir a la velocidad de mis recuerdos. Los pocos que tengo. No logro entender qué ocurre, pero hay una mezcla de sentimientos dispersos en el aire que parecen flotar hasta alcanzar alguno de los farolillos rojos que cuelgan del cielo y desaparecer en su luz. Siento la nostalgia. Los nervios. El miedo. 

El señor que conduce también parece notar la tensión que se cuece a fuego lento. Mi cuidadora ya no está y me ha dejado en un coche lleno de gente que no conozco. Hay tres mujeres. La que se sienta delante habla mi idioma y de vez en cuando me pregunta cosas. Pero también habla el suyo y cuando lo hace no entiendo. La que está a mi lado me mira constantemente con un brillo muy singular en los ojos. Nadie me había mirado nunca así. Está sentada muy recta y no hace más que apretar el asa de su bolso con sus manos blancas. La otra mujer, sentada a su lado, mira por la ventana para evitar que alguien la vea llorar. Siento que quiero salir de allí, pero por otro lado también siento mucha curiosidad por esa mirada llena de promesas y sueños, porque sus ojos se parecen a los míos, y lo siento desde que los vi por primera vez. Pero me aterra dejar todo atrás. Todo lo que conozco. Es una contradicción constante. 

Llegamos a un edificio enorme y cuando bajamos del coche la mujer que habla mi idioma me dice con una voz muy suave que voy a volar como el Gran Dragón, que no debo de tener miedo. La pregunto si allá a dónde voy habrá también un Gran Dragón. Pero su sonrisa se congela y yo siento mucho más vacío. La mujer de la mirada extraña enseguida comienza a hablarle, preocupada, sin apartar su mirada de la mía. Y el tiempo parece no pasar entre palabras y sonidos que desconozco.

Nos adentramos en ese lugar frío y veo a una niña de mi edad, riendo, de la mano de sus padres, esperando ansiosa que aparezcan sus maletas. Y mi corazón se hace algo más pequeñito. 

Antes de entrar al Gran Dragón, la mujer que habla mi idioma me dice que recuerde que de ahora en adelante tendré otro nombre. Olivia. Y me promete que todo irá bien. Mejor que bien. Mejor que antes. Pero yo me siento diminuta cuando se marcha. 

La mujer que lloraba sigue llorando, aunque lo intente esconder tras unas gafas de sol y una sonrisa temblorosa. La otra me vuelve a mirar con intensidad antes de tenderme la mano. Yo la miro, pero no puedo moverme. 

Olivia —me dice asintiendo, como diciéndome que todo va a salir bien.

Vuelvo a mirar esos ojos que se parecen a los míos y finalmente ese brillo me da el empujón para cogerle su mano blanca. También se parece a la mía.

Entramos en el Gran Dragón de la mano y me siento entre las dos. Y antes de volar me mira y me dice en mi idioma:

—Olivia, donde vamos habrá un Gran Dragón. Te lo prometo. Y celebraremos este día cada año. 

Y con esa promesa, mi corazón se hace un poco más grande. Y esos ojos parecidos a los míos transforman mi mundo. Se convierten en mi mundo. Como me lo demuestra cada día la persona que más me cuida y me quiere del mundo.  





Para P:

Y esto no solo es un relato ;P 

 

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