CAPÍTULO 1:
BUSCA AL DRUIDA
Escocia, 2019
-¡Eh! ¡Colin! ¿Has traído las
birras?- preguntó Mikel.
-¿No las traía Toni?
-¿Yo? No jodáis, que yo he
traído el coche.
-Tíos, sois increíbles,
tenéis las orejas para que os sujeten la cabeza -rió Alec.
-Llevamos media hora
esperándoos y llegáis con las manos vacías, mira que sois cabrones… -añadió
Mikel molesto.
-Tranquilo tío, vamos a ver
si pillamos algún súper abierto -propuso Alec restándole
importancia al asunto.
Los
cuatro amigos abandonaron la plaza donde se habían reunido y comenzaron a
caminar por las calles iluminadas de aquel pueblo escocés.
-No vuelvo a ir de vacaciones
con vosotros tíos…
-Vamos, Mikel, no seas
cascarrabias. Estos dos viven en su propio mundo… -le
contestó Alec divertido.
-¡Eh! ¡Mirad! -exclamó
Toni señalando el cartel que había frente a la puerta de una de las casas. -Lectura
de manos, esoterismo…
-¿Lo ves, Mikel? Están
siempre en la luna de su propio universo-rió Alec.
-¡Vamos a entrar! Quiero
saber si dentro de veinte años Mikel seguirá igual de tocanarices que ahora -dijo
mientras el aludido ponía cara de fastidio.
-No lo dirás en serio -se
sorprendió Colin. -¿No te creerás esas cosas,
verdad?
-Claro que no, ¿pero se os
ocurre un plan mejor un sábado por la noche en este pueblucho sin birras, ni
tías, ni nada?
-Te recuerdo que fuiste tú
quien eligió pasar unas inolvidables vacaciones en este remanso de paz.
Llevamos aquí tres días y aún no hemos hecho ninguna de las excursiones a las
capitales que propusiste -se quejó Mikel.
-Y yo a ti te recuerdo que
las podríamos hacer si alguien no durmiese hasta las tantas…
-Vale, chicos, no empecéis a
discutir. Toni tiene razón, podemos entrar, quizás tengan algo para beber… -dijo
Colin.
-Claro, la poción de amor
verdadero… -se rió irónico Mikel mientras dibujaba un
corazón en el aire.
-Vamos Mikel, no hay nada que
perder -finalizó Alec, quien comenzó a caminar hacia la
puerta y el resto no tuvo más opción que seguirlo.
Cuando
entraron un fuerte olor a hierbas silvestres les inundó los pulmones. Se
hallaban en una especie de despacho con estanterías enmarcando las cuatro paredes
y éstas llenas de frascos y tan solo alguna vela iluminando el lugar. En medio
de la habitación había una mesa redonda de madera con unas sillas a su alrededor.
-¿No tienen luz en este
lugar? -preguntó desconfiado Mikel.
-Puede que el dueño no esté… -dijo
Colin mientras lo inspeccionaba todo.
-Por supuesto que el dueño no
está -dijo una voz femenina proveniente de las
sombras con la que los cuatro amigos se sobresaltaron -
puesto que aquí jamás ha vivido ningún hombre.
Una
mujer entrada en años con voz angelical entró a la sala descalza y vestida con
una túnica de color crema y un pañuelo azabache adornando su cabeza, a juego con
sus ojos. Además, unos grandes aros de cobre adornaban sus orejas y su nariz.
-Ustedes dirán… -dijo
la mujer sentándose en una de las sillas.
-Venimos a que nos leas la
mano -explicó emocionado Toni.
-¿No eran las cartas? -susurró
Mikel.
-Muy bien -dijo la mujer. -¿Y bien? No os quedéis ahí
como pasmarotes. ¿Quién quiere ser el primero?
La
bruja leyó las manos de los jóvenes. Mikel al final se sentó a regañadientes frente
a ella obligado por sus amigos.
-¡Esto es bestial! ¿Nos
puedes leer también las cartas? -le preguntó Toni.
-Vale ya, Toni, esto es un
sacacuartos -se quejó Mikel.
-¿Un sacacuartos? -preguntó
la bruja escudriñando su rostro con la mirada más gélida que el joven había
recibido jamás. De hecho, fue la primera vez que alzaba la vista, pues en ningún
momento la había cruzado con los chicos. Ni siquiera les había rozado al leer
sus manos. Había hablado siempre con ellas descansando sobre su regazo. Consiguió
que a los chicos se les pusiera el vello de punta.
-Lo siento, señora. Nuestro
amigo es un poco escéptico -interrumpió Colin.
-Ya veo… -espetó
ella sin dejar de mirar a Mikel, quien se sintió terriblemente intimidado.
-Díganos cuánto la debemos y
la dejaremos tranquila.
-Setenta y dos libras.
-¡¿Setenta y dos libras?! -exclamó
Mikel y la mujer volvió a mirarlo de aquella manera tan demoledora, fría como
el hielo y negra como el carbón.
-Tranquilo tío, ya pago yo -dijo
Colin sacando su cartera. Sin embargo, cuando le fue a dar el dinero a aquella
extraña mujer, sin querer rozó durante unas milésimas de segundo su piel y el
mundo pareció parar.
La
bruja dejó escapar una exclamación ahogada mientras abría los ojos como platos
y su rostro se envolvió en un halo de preocupación.
-Colin… -susurró
aterrada.
Él,
asombrado por aquella reacción, dio un paso hacia atrás, asustado y comenzó a
marearse. El estómago le dio un vuelco y de repente sintió náuseas.
-¡Colin! ¡Escúchame atentamente!
-¿Qué me has hecho? -preguntó
él.
-¡Colin! ¡Busca al druida!
¡Búscalo!
-¿Qué coño está diciendo? -preguntó
Mikel.
-¡Colin! ¿Qué te ocurre? -gritó
Alec asustado.
Colin
comenzó a verlo todo borroso y antes de perder el conocimiento escuchó la voz
de aquella mujer: “Busca al druida”.
Buen comienzo, la relación entre los amigos le da frescura al inicio de la historia. Me pregunto qué habrá pasado con ese roce entre ambos. Ojalá puedan encontrar al druida del que están hablando.
ResponderEliminarEspero ver cómo sigue.
¡Besos!
Uyy, ese final... Parece que se pone muy interesante *-*
ResponderEliminarEspero con ganas el siguiente capítulo.
¡Besos!