CONSTELACIÓN


Intentas atrapar un rayo de luz con las manos y no ves la sombra de la pared. Si vieses la escena desde otra perspectiva, te darías cuenta de lo increíblemente estúpido que parece. De lo temerario que es. De la experiencia que te falta. De que esa idea es profundamente tóxica. Pero ahí estás. Intentando que ese rayo de luz sea para ti, sin pensar un segundo cómo podrías ser tú para él. Pero tiene que ser así. Y si no lo es, ese rayo de luz se convierte finalmente en un monstruo de la oscuridad. Qué fácilmente cambian las tornas cuando somos incapaces de ver un poco más allá de lo que nos duele. De lo que no entendemos. De nuestra inflexibilidad. De nuestro ruido. Con lo fácil que es simplemente escuchar. Pero no soportas aquello que se te escapa de entre las manos. Lo abstracto. Lo que no pasa por detrás de un objetivo. Y qué pena, porque te estás perdiendo la profundidad de cada rayo de sol que intenta calentar ese corazón. Los matices. Una relación real, lejos de cuentos de hadas. Despierta. Porque la vida no es esa que llevas en tu coraza. Te la estás perdiendo. Y qué pena. Porque cuando entiendas, habrás perdido la luz de la Luna seguida de un brillante amanecer. Espero que sepas alejarte de los fuegos artificiales, porque son eso, mentira. Segundos que explotan en un tiempo pero no dejan más que polvo. Espero que en algún momento aprendas a construir relaciones de tierra. Esas que te hacen ser realista y que te permiten seguir teniendo la mirada en el cielo, porque allí es donde te sacan a bailar. Porque las constelaciones son estrellas a años luz, pero que ahí siguen, unas al lado de otras.

 

Y sí, me cansé de tus artificios, ahora lo sé. Me cansé de tanto esfuerzo por cada segundo cuando ese tiempo era caduco. Cuando todo es tan sencillo. Porque yo solo busco estrellas. Solo busco luz. Tranquilidad y silencio. Comprensión y amor del bueno. Que las complicaciones ya te las pone la vida, yo no voy a ir a buscar más. Te quedaste en la superficie. Qué ironía. Y qué pena. Cuánto tiempo real te falta. Lejos de tanta lentejuela.

 

Pero yo sé que mi constelación seguirá intacta porque ninguna estrella intenta atrapar otras luces. Se sabe que cada estrella ha de tener su espacio para poder formar dibujos en un cielo compartido. Que solo se pueden pedir deseos a la estrella fugaz si miras de abajo a arriba, con perspectiva. Y esos deseos solo se cumplen entre los dedos de manos abiertas y corazón despierto.

 

Mi constelación. Mis estrellas. Sin ánimo de posesión. Las luces con sus sombras. Porque no hay una sin otra. Y a años luz, pero de corazón a corazón.

 

Y de corazón te deseo tu propia constelación. 

Abre tu corazón y tu mente. Que la vida no está en tu contra. Si miras de la misma forma y hacia dentro te seguirás perdiendo el universo. Y con todo lo que hay ahí fuera, sería una pena que siguieses protegida, alejada de todo lo que no te hace sentir segura, debajo de tu armadura. Nada increíble nace detrás de la línea de salida. Solo se ve algún fuego artificial de vez en cuando. Solo se es satélite de algún bando.

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