CUENTA LA LEYENDA QUE UNA ENFERMEDAD ASOLÓ EUROPA, QUE ASOLÓ EL MUNDO.



Cuenta la leyenda que una enfermedad asoló Europa, que asoló el mundo.

Cuenta la leyenda que obligó a la población a enclaustrarse en sus casas. Un aislamiento involuntario. Muchas risas y muchas lágrimas. Terror ante lo desconocido.

Las malas lenguas dicen que muchos encontraron lo desconocido también en sus hogares. En sus familias, en sus parejas, en sí mismos. Y, entonces, se desató el caos.

***

Dicen que el tren solo pasa una vez. Y que tal afirmación no solo se refiere a un amor o una oportunidad laboral que dejas pasar. Que tuvieron que aparecer los hombres grises para darnos cuenta de todo lo que nos estamos perdiendo. Que cada segundo perdido no vuelve a nosotros. Que bastante tiempo perdemos en una vida que nos obliga a ir a cien por hora. Que no nos deja parar a coger aliento. Que no disponemos de suficiente tiempo para dedicárselo a los nuestros. A la lista interminable que cada uno tiene de cosas que hacer antes de morir. Que nos movemos por dinero y en nuestros últimos días echamos la vista atrás y, ¿qué hemos hecho? ¿Nos conocemos?

Puede que la gente no tenga ambiciones de llegar a lo más alto. Pero no puedo entender cómo la gente no ambiciona vivir su vida al máximo. 

Los ladrones del tiempo pasean por nuestras vidas cada día. Pensamos en los abrazos que nos gustaría dar cada jornada. Los te quiero que no salen de nuestros labios por no tener la oportunidad de estar con esa persona cara a cara. El anhelo de estar con los demás. 

Pero, ¿cuándo te vas a dar a ti ese abrazo? ¿Cuándo te vas a dar lo que esperas que el resto del mundo te ofrezca?

Muchos hoy están viendo a Dorian Gray reflejado en sus espejos y lo que ahora estamos aprendiendo es que no somos eternos.

Blaise Pascal dijo una vez: “Todos los problemas de la humanidad provienen de la incapacidad del hombre de estar en silencio a solas en su habitación”.

Pues qué tristeza esa incapacidad de tener un diálogo interno contigo y disfrutar de tu propia compañía. Qué tristeza esos gritos de aburrimiento. Qué tristeza no ser capaces de exprimir una oportunidad como esta. Ahora mismo las estaciones están abarrotadas de trenes, y la mayoría se van a dejar pasar. 

Quizás algún día encuentren a Casiopea, al Maestro Hora y a esa pequeña que logró vencer a esa enfermedad.

"Algún día, en cualquier parte, en cualquier lugar, indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y esa, solo esa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas". Pablo Neruda

4 comentarios

  1. Qué verdad ese principio cuando dices que encontraron en casa lo desconocido y se desató el caos. Una de las cosas positivas que podemos sacar de todo esta situación es ser capaces de darnos cuenta de todo lo que nos perdemos con las prisas. Aunque luego volvamos a las mismas prisas, seguro que sabemos gestionarlas de otro modo. Si aprendemos. Profunda reflexión.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Jose, un placer tenerte por aquí.
      Espero de verdad que aprendamos algo de esto y no quede como algo anecdótico. En algunos casos así será, en otros ya he perdido toda la fe que me quedaba.
      Espero que tú y los tuyos estéis bien.
      Un abrazo enorme.

      Eliminar
  2. Hermosa reflexión la que haces, Sarah, yo también quiero pensar que esta pandemia es una oportunidad de reencuentro con nosotros mismos y de reafirmación de relaciones. Me gustan las citas que haces de Neruda, y de algunos personajes de ficción.

    Un abrazo.

    P.D.: ya lo siento, a veces creo que sigo demasiados blogs y por eso no me llegan las notificaciones. Aun así, siempre que esté en mi mano me tendrás por aquí.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, guapa.
      La referencia de Momo no podía faltar, es una ejemplificación perfecta.
      No te preocupes, cuando tengas tiempo y ganas sabes que siempre eres más que bien recibida en mi rincón.
      ¡Un abrazo enorme!

      Eliminar